viernes, 8 de enero de 2010

SMS

Estaba pendiente de él. Trataba de pensar en otras cosas, ocuparme de mis tareas, continuar como si nada. Su presencia me perturbaba porque quería olvidarlo y sin embargo no podía dejar de esperar alguna señal.Lo miré muchas veces. Lo traté con desprecio incluso, quise hacerle notar que no era importante para mí. Nunca fui buena para las mentiras, y ni hablar de la actuación. Con cualquier excusa le dirigía una que otra mirada de reojo. Pero su respuesta era mucho más hiriente de lo que yo pretendía ser para él. Estaba persistentemente impávido, inmune frente a mi desolación. Creo que jugaba con mi ansiedad y se regocijaba con mi desesperación. Estaba casi tirado, símbolo de un disimulado desinterés. Abandonado a su suerte, que no obstante, no me permitía dejar de vigilar. No sé cuánto tiempo estuve expectante de algún indicio que me ayudara a calmar la angustia, a aliviar mi alma.Casi mágicamente escuché un sonido tenue. Lo ví moverse con insistencia. Por fin, después de una prolongada agonía recibía una alerta. El corazón se me paralizó por un instante, y luego bombeó con una fuerza creciente. Me puse nerviosa, y en tres segundos pasaron por mi cabeza millones de pensamientos. Traté de controlar el impulso y cuando me sentí calma, tuve coraje para tomarlo entre mis manos y mirarlo bien de cerca. Es increíble como el ser humano se acostumbra a todo, también a la decepción. Una vez más, las acciones de mis expectativas se derrumbaron. Este tampoco era el mensaje que esperaba.

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