domingo, 29 de enero de 2012

Anotaciones encontradas

Era otoño. No recuerdo cuánto tiempo hace. El mismo paisaje de la ruta desolada me trae recuerdos inevitables. Ahora el calor del verano tiñe de una mística distinta el recorrido. También es cierto que la esencia de este viaje es distinta. Te adivino en los rincones de mi memoria. Hay un asiento vacío a mi lado. Es como una simbología que representa tu ausencia. La ruta es desolada, como lo es el entorno que la rodea. La aridez de la tierra, las hierbas toscas que nacen de ella, el calor recalcitrante. Difícil y encantador paisaje. Huellas indelebles de un pasado que se fue para nunca volver.
Si pudiera evitar que mis recuerdos se dispararan. Si pudiera detener las lágrimas que se me escapan. Si pudiera irme y dejarte ir, seguramente no volveríamos a cruzarnos. Capricho absurdo de un corazón que no puede dejar de sentir y un deseo que nunca se a a concretar.

miércoles, 25 de enero de 2012

No otra vez

Tu mirada profunda me observa. Hace tanto que no encuentro esa calidez que tanto esperé. Hay un abismo que no nos deja juntarnos. Vos ahí, con tu cara redonda, tu mirada tierna, simpática y tan conocida por mí me atraviesa con una familiaridad que creía olvidada. Ahí estás con tanta naturalidad que parece que nos hubiéramos visto ayer. Te miro y siento que el tiempo no ha pasado.
Me diste señales que no supe entender. Te busqué por caminos equivocados. Te esperé en esquinas remotas de cafés fríos y desolados. Te creía lejos, muy lejos de mí. Recree una historia, le di el argumento que me pareció más adecuado. Me convencí de ello. Y ahora, cuando las palabras sobran, estás ahí. Estoy acá, y te observo. Con incredulidad, con sorpresa, con nostalgia y con tristeza. Ridículos caprichos que nos atan otra vez a un juego de vanas coincidencias.

Equipaje

Turista de profesión. Errar por uno y mil lugares. Recorrer rincones inexplorados y perderse en los otros, los ya gastados.
Llevo mi mochila con todo lo que necesito y más. Nunca me he acostumbrado a viajar liviana. Aún si no llevara nada, sé que el peso estaría allí sobre mis espaldas.
Puede que no me alcancen los caminos. Puede que no me resistan las piernas. Es probable que mis huellas se borren antes de encontrar mi destino.
No hay sitio en el que no estés, aún sin buscarte.
Una coincidencia. Otra. Y luego otra. Hacia dónde podrá migrar el cuerpo ausente. Cuándo levarán anclas los pensamientos acurrucados en el fondo del pasado.
La tarifa del sobrepeso es elevada. Aún así, no puedo soltar mi equipaje.