miércoles, 28 de julio de 2010

Piano

Una tecla, luego otra. Lentamente van conformando una melodía que suena espaciada, que va dibujándose despacito. Adquiere formas indefinidamente tiernas. En simultáneo una gota, luego otra, se van adhiriendo a los gélidos vidrios de la ventana hasta cubrirla toda. La oscuridad aporta un manto de soledad y nostalgia. Adivino tu sombra que se mantiene distante en la habitación contigua. Afuera hace frío. Adentro vamos construyendo un microclima que nos une lentamente también .
Escucho una voz que me embriaga de una forma poco frecuente. Me resulta irresistible. El relato armónico de frases breves, de sensaciones que nos identifican nos dan un escenario ideal para el encuentro. Estás ahí, dejándote llevar por tus pensamientos, sintiéndote parte de un universo que nadie más que nosotros conoce. Te sentís en tu casa, y me sabés parte de tu vida. Suena el piano, me abrazás y nos quedamos escuchando el repiqueteo de gotas en la ventana, el golpeteo del viento enfurecido, la música, nuestro silencio. Me abrazás largamente, y sin decirme nada, me regalás uno de los momentos más intensos que cabe en un recuerdo.
Luego, todo se transforma en oscuridad y silencio. Imágenes difusas me confirman que tu esencia se fue con el viento. Sin embargo, a lo lejos, muy tenue y muy suave, sé que todavía puedo escuchar algunos acordes. Y vos también.

lunes, 5 de julio de 2010

Tecnologia

Cuando lo obsoleto pierde fuerza hay sin embargo una fuerza que lo hace permanente. Recuerdos que no se van. Objetos que no se tiran. Cambios que se dilatan.
Cuando el mundo tira para abajo es mejor no estar atado a nada, diría Charly. Es difícil desatar los nudos que nos ligan a cosas, personas, sentimientos, sensaciones que nos atraviesan y sin embargo siguen su rumbo.
Desapego a lo material dirán los budistas y seguidores de filosofías orientales, y no tanto. Aferrarse a los propios objetivos y seguir adelante, impulsarán los adeptos a los libros de autoayuda y el marketing de uno mismo.
Confusiones del ser y sus circunstancias. Deambular entre extremos o afiliarse al partido del centro, un gris que se mantiene entero frente a cualquier ataque. Mecanismo de defensa cuyas barreras de contención a veces permiten filtraciones y toda la estructura tiembla.
Renovar la tecnología es empezar por algún lugar. De alguna manera obliga a cambiar la cabeza, procurar nuevas destrezas, aprender nuevas habilidades. Atravesar el túnel del tiempo de apenas un par de años. Todo lo necesario para el confort de la vida moderna al alcance de la mano. Necesidades que luego serán reemplazadas por otras. Satisfacción momentánea con fecha de vencimiento, probablemente anterior incluso que la última cuota de un plan de pagos. Curiosa forma de adquirir realización personal.
Comprender la necesidad de renovar los objetos que nos rodean nos lleva a entender que a veces es imprescindible el cambio en el entorno. Las personas que nos rodean ya no son las mismas que nos rodeaban tiempo atrás, ni serán las mismas, probablemente que nos acompañen después. En algún lugar los senderos se bifurcan.
No es fácil identificar el preludio de la separación. Pero tanta renovación me invita a alejarme de vos.

Patetica

Escucho la música que compartíamos y no puedo evitar la nostalgia. Ya entonces me transmitía una sensación de nostalgia y soledad que no alcanzaba a comprender por qué calaba tan hondo aún en tu compañía. Atardeceres tirados en el sillón con ganas de ninguna otra cosa más que escuchar la música y dejarnos llevar por sus acordes y nuestras caricias.
Encontré el disco buscando otras cosas. Hacía tanto que no escuchaba esa música. No la hubiera conocido si no era a través tuyo. La última vez que compartimos un momento juntos con esas canciones de fondo no pude evitar las lágrimas, como no puedo evitarlas ahora. Entonces apagaste el equipo y ya no hubo música, como no hubo nada de lo que habíamos conocido juntos.
A veces cuando te recuerdo me encuentro con el patetismo de una imagen que me llena de amargura. Me falta comprensión en esos instantes que suelen ser eternos. Esclava de un tiempo que pasa y de fantasías que no se hacen realidad, observo pasar la vida a través de las arrugas que se dibujan lentamente en mi rostro.
Maldita bisagra la que divide el antes y el después. Magia misteriosa que derrumba presagios y abre paso a pesadillas inimaginables. Secretos que se hunden en la profundidad del ser. Respuestas que nunca van a llegar.

Pasado

La mirada lo dice todo. Esa mirada suya que está empañada de ayer. Se extravía a veces. Reconozco en esa pérdida una inevitable fuga hacia el pasado. La escucho hablar y es como si el abismo siguiera llamándola a arrojarse sin miramientos, en un acto de decisión infinito que la deja sin aire, le hincha el pecho hasta explotar y la deja caer con peso de plomo para hacerse añicos una vez más.
Sus palabras se entrecortan. Se nota el nudo que tiene en la garganta. Hace esfuerzos por disimular la humedad de sus ojos. El tiempo es su calvario. No ha aprendido a vivir de otro modo. Un halo de soledad la embarga, la inunda, la rodea, la absorbe continuamente a pesar del lento transcurrir de los inviernos que le han congelado en tantas ocasiones el alma.
La resignación no termina de dibujarse en ese rostro de arrugas incipientes. La veo distante y aunque lo intento no puedo imaginar cuáles son los pensamientos que la embargan. Sé que construyó respuestas imaginarias para aquellas preguntas para las cuales la providencia no le ha dado respuesta. Aprendió, sí, que en ocasiones no tiene sentido hablar. Quizás no haya ahorrado en tantas cosas como en palabras. Su mutismo le otorga un halo de misterio que seduce a las curiosidades más ansiosas. Sin embargo no hay nada extraño detrás de ese rostro sin sonrisas.
Alguna vez me dijo que su vida había concluido en el mismo instante en que descubrió que nunca más podría reconstruir los fragmentos en los que se había convertido su corazón básicamente porque ya no podría soportar ninguna otra fisura. No lo creí entonces. Me pareció una exageración producto de su reciente decepción. Sin embargo, desde entonces no he visto en ella más que a un fantasma. Comprobé con el tiempo que era un ser sin alma. Deambuló anestesiada por todos los círculos del infierno, sin embargo su castigo peor fue no haber podido jamás perder la memoria de todos aquellos recuerdos que la atormentaban y que aunque los deseara con toda ansiedad, nunca más iban a hacerse realidad. Muy tarde aprendió que cuando una oportunidad se desperdicia, no se puede volver atrás.

Distancia

Una grieta profunda que no termina. Un abismo infernal. Una muralla china. Dos mil años de Historia. Ochenta mil leguas de viaje submarino. Galaxias desconocidas. Un millón de años luz. Mesetas áridas desparramadas en la inmensidad de la extensión planetaria. Océanos salvajes de lágrimas turbulentas e irrefrenables. Terremotos implacables. Terrorismo global. Avance tecnológico. Distancias infranqueables. Silencios eternos. Lenguaje irreal. Desiertos de soledades agobiantes. Calor insufrible que quema la piel. Tortura lenta y desaprensiva. Pensamientos anclados en algún rincón del tiempo. Vacío permanente. Barreras de hielos continentales. Selvas impenetrables. Músicas de acordes conocidos y letras incomprensibles. Campos minados de incógnitas que laten como bombas a punto de estallar. Inviernos repetitivos y gélidos, muy gélidos. Montañas enormes cuya cima inalcanzable nos mira altiva desde las alturas. Desafíos perdidos. Basurales de recuerdos inútiles. Conglomerado de vivencias que oscurecen el transcurrir de los días. Obligaciones mundanas. Mutismo absoluto. Negación. Empecinamiento. La vida. El desarraigo. Continentes enteros de poblaciones masivas. Pelotón de promesas incumplidas. Orgullo perenne. El paso del tiempo. Aves migrantes que huyen en bandadas de un extremo a otro del planeta. Ejércitos de redes sociales. Conversaciones de relaciones virtuales. Bibliotecas grandilocuentes con fórmulas acerca de todo. Textos magistrales que juegan a llenar espacios. Costas acantiladas que se desgastan con el viento marino. Estrellas fugaces suicidas en su afán altruista de captar deseos y pretender hacerlos realidad. Sueños confusos. Kilómetros de vías férreas recorridas. Lluvia ácida. Guerra mundial bacteriológica. Cosmos supremo. Incredulidad manifiesta. Campos de resignación maltrecha. Piquetes que protestan ante la injusticia que no deja de azotar al mundo y dejarlo sin respuestas. Pesadillas sin fin. La muerte. Corazas sin corazón. Tormentas tropicales que lavan todas las culpas y las vuelven a generar. Huracanes perversos. Eclipses oscuros. Señales que se apagan. Esperanzas que se esfuman. Bosques arrasados por el fuego. Contaminación ambiental. Crímenes indescriptibles. Estadios de fútbol repletos. Insoportable presión en el transporte de hora pico. Resistencia elevada a la máxima potencia. Todo eso hay entre vos y yo. Y no hay un faro que me conduzca hasta vos.