sábado, 2 de abril de 2011

Ilusión

Frasquitos de colores de pronto se convierten en esperanza. Dejar atrás el pasado, sentirse seguro, adquirir confianza, recuperar la inventiva, la creatividad, tender lazos de comunicación, propiciar la fe, generar emociones, entrar en sintonía con el universo. Si todo fuera tan sencillo.
No hay armonía que me conduzca hacia vos. Intento alternativas pero me desoriento en el laberinto de incongruencias, incógnitas que nunca se resuelven, temores que cuesta enfrentar. Aferrarse una y otra vez a fantasías que nunca van a concretarse, ideales que no existen, pensamientos imposibles que se consumen toda la energía. Marchar a media máquina con un itinerario incierto.
Comprar la ilusión y pagarla en efectivo. Llevarla atrapada en doble envase para que no se escape. No tiene un gran costo económico, pero si todo fuera tan sencillo, entonces no dejaría de ser elitista porque para todo aquel que no pueda tener su pócima, no existe más alternativa que el azar.
Me siento incluida en ese ejército de seres expectantes de los deseos de la buena o mala fortuna. Creo que aunque tenga mi frasquito, algo fallará. No obstante, la incertidumbre, la expectativa que genera la posibilidad de que sí funcione, me llena de ilusión. Entonces pienso que el precio en realidad paga ese momento. La decepción posterior se pagará en cuotas.

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